Los combates de boxeo que sostuvieron el alemán Max Schmeling y el estadounidense
Joe Louis en la década del ’30 se destacaron por su enorme efecto simbólico. En esa
época, el nazismo estaba empeñado en proclamar la supremacía de la raza aria. Y
cuando Schmeling derrotó a Louis, el régimen liderado por Adolf Hitler festejó el triunfo
jubilosamente.

Cuando en 1938 el vencedor fue Louis, en cambio, en Alemania se silenciaron las transmisiones
radiales, pues se deseaba mantener oculta la derrota del boxeador alemán. Sin embargo,
y al margen de esas creencias, Schmeling visitó a Louis en su casa y se hicieron muy
buenos amigos.