En 1912, otro árbitro se vio en problemas, cuando fue atacado por un boxeador. El peso welter, Arthur Everden estaba combatiendo con un francés, cuando, cansado de las interrupciones del tercer hombre del ring, se dio vuelta y le pegó con un directo de derecha. El público enmudeció, por una reacción tan insólita, pero el arbitro no se quedo atrás, se abalanzó contra Everden, lo levantó (literalmente) y lo arrojó como si se tratara de una bolsa de papas fuera del ring. Cuando el boxeador maltrecho, se incorporó entre las sillas y con la ayuda de algunas personas pudo volver hasta el ring, el árbitro con toda naturalidad le comunicó que había perdido la pelea, puesto que lo había descalificado por conducta anti deportiva.
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